miércoles, 22 de agosto de 2018

Cuando la inspiración vuelve...


Cuando me quise dar cuenta, levanté la vista y ya había anochecido, ¿en qué momento?

Era un verano caluroso y yo me había sentado a la sombra de una palmera, para escribir, ajena a todas aquellas otras personas que estaban disfrutando, bulliciosamente, de un grandioso día de playa en pleno agosto.
Y, de repente, nada... nada. Ni ruido, ni movimiento y, por un instante, llegué a pensar que el tiempo podía haberse detenido pero, al levantar la cabeza, me encontré sola en una playa inmensa.
Me reconocí a mí misma y me abracé, ¡llevaba tanto tiempo sin verme! Las estrellas brillaban más que nunca y parecían saludarme, así que yo les devolví el saludo. 
La luna estaba casi llena y me hacía una propuesta silenciosa. No pude negarme. Caminé hasta la orilla, me descalcé y salté al mar... y nadé... y viví...

jueves, 21 de enero de 2016

Erase una vez un cuento


                Lilo se había mudado a un nuevo país y no conocía a nadie, pero había recibido una carta de Peter Pan invitándola a pasar un día en el País de Nunca Jamás y disfrutando de sus maravillas, así que la niña había preparado sus cosas y, antes de irse, fue a llamar a la puerta del vecino para ver si podía quedarse con Stitch durante ese día.
El vecino era un hombre peculiar, sostenía varias tazas de té en una mano y pareció encantado de hacerse cargo de Stitch, alegando que así tendría alguien con quien tomar el té. Lilo no parecía muy convencida, pero finalmente accedió y se marchó. El Sombrerero Loco invitó a Stitch a pasar en su casa y sonrió.
Lilo fue hasta el muelle en el que Peter Pan le había especificado en la carta que la recogería y, una vez allí, sintió como un tentáculo salía a gran velocidad del agua, la atrapaba y la llevaba consigo. La niña contuvo la respiración mientras veía como Úrsula, la bruja de los mares, la arrastraba hasta las profundidades, era inútil resistirse, tenía demasiada fuerza.
Finalmente llegaron a una cueva que se encontraba fuera del agua en la que el Capitán Garfio esperaba, comenzando a impacientarse y sosteniendo en su garfio un pequeño recipiente en el que Campanilla se revolvía.
Úrsula dejó caer a Lilo en la orilla y ella respiró con dificultad y miró a su alrededor, se encontraba en una especie de guarida del mal y no veía ningún lugar por el que pudiera escapar, pero tampoco sabía qué querían ellos de ella. Entonces la bruja salió del agua, cogió de nuevo a la niña con uno de sus tentáculos y la puso en un asiento de hielo, Lilo tiritaba. El Capitán Garfio procedió a explicar en ese momento el plan que los había llevado a secuestrarla.
                -Niñita, si te digo la verdad, no eres de gran utilidad, solo eres la mejor forma de conseguir que el monstruo ese con el que vives venga hasta nosotros. Úrsula quería conquistar los mares y yo el País de Nunca Jamás y hemos encontrado la forma de apoderarnos de los dos y de todos los demás lugares que deseemos conquistar. Usaremos los poderes de Úrsula para crear una pócima reforzada con los polvos de hada que tomaremos prestados de Campanilla. Si tu monstruo quiere salvarte deberá bebérsela y eso no solo lo hará más fuerte y lo volverá malvado, si no que se someterá por completo a nuestra voluntad y entonces todo el universo estará al alcance de nuestras manos, garfios y tentáculos…
Justo en ese momento Stitch recibía la carta en la que anunciaban el secuestro de su amiga, el Sombrerero Loco la leyó alarmado y dijo que debían ir a rescatarla de inmediato. Silbó y de repente una alfombra del suelo los recogió a ambos y salió zumbando por la ventana. Stitch miraba la alfombra asombrado y surcando los cielos sobre ella sentía la misma sensación que cuando se encontraba cabalgando las olas con la tabla.
Cuando llegaron al punto del mar sobre el que les habían indicado en la carta que estarían, Stitch miró de forma interrogante al Sombrerero Loco y este cogió una extraña tetera que tenía guardada en su sombrero. Stitch lo miró enfadado y le dijo que no era el momento del té pero, cuando el Sombrerero comenzó a limpiar dicha tetera, de su interior salió el genio de la lámpara.

Habían pasado muchos años, pero Aladdín seguía conservando al genio, así como la alfombra voladora en la que habían llegado hasta ahí. Pocas palabras bastaron para que el genio comprendiera lo que había ocurrido, se convirtiera de inmediato en un submarino, se sumergiera y apareciera poco después llevando sanas y salvas a Campanilla y Lilo en su interior, mientras que a el Capitán Garfio y a Úrsula se los llevó a la cárcel en la que Jafar llevaba ya una eternidad encerrado maldiciendo su suerte.


sábado, 14 de noviembre de 2015

Cuestión de corazones

Te caes y te levantas siempre, todo magullado y dolorido, pero te levantas. Antes éramos más fuertes. ¿Por qué es peor cada vez? Es simple, es lo que pasa cuando vas repartiendo trocitos de tu corazón por ahí y hay gente que no los cuida y los pisotea. Y la vida pasa y al final uno se cansa de tanto golpe, pero sigues repartiendo trozos aún así y es que contamos con la suerte también de dar pedazos a gente que nos quiere, cuida de esos pedazos y no solo eso, si no que recoge los que otros tiran y les ponen tiritas. Aunque hay veces que no los quieren pero tampoco los devuelven y claro, se van perdiendo trozos y quedas incompleto.



ALE-ZERE **13-11-15**

domingo, 19 de abril de 2015

El día a día de un actor cualquiera

Me levanto cada mañana y, antes de correr el telón, siento los mismos nervios de siempre, el miedo a que las cosas salgan mal y, a su vez, las ganas de comerme el mundo. Tiemblo. Al fin, el telón se corre y llega a mí la luz de los focos que me ilumina y me indica que es el momento de interpretar mi papel, de salir al escenario y darlo todo.
Un montón de ojos me observan, a mí y a mis compañeros, lo sé, lo noto, a pesar de que la fuerza de los focos hace que no pueda ver nada más allá del escenario, pero sé que están ahí y sé que tengo que hacer un gran papel, y no por ellos, si no por mí, por demostrarme a mí misma que puedo hacer todo lo que me proponga, y que cada lucha no es una victoria, pero sí una experiencia.
Y al final del día, antes de que el telón se cierre, agradezco a todo ese público que ha ido a ver todo lo que hemos preparado, esa obra en la que hemos puesto un pedacito de nosotros. Abrazos, ahí siempre hay muchos abrazos. Después doy las gracias de forma personal a mis compañeros, esos que, tanto encima, como detrás o debajo del escenario están dando todas sus fuerzas y un poquito más para que todo funcione a cada instante, es una especie de ritual que nos hace querernos un poquito más.

Finalmente, el telón se cierra y, con él, mis ojos, fin del día, fin del acto y de la obra. Después de una gran dosis de mundo, solo queda descansar y coger fuerzas, al fin y al cabo, otro escenario nos espera al día siguiente, otros papeles a interpretar y un mundo que no para de dar vueltas pero, ¿qué importa eso? Cuantas más vueltas dé el mundo, con más valor pisaremos el escenario cada día y más fuerte se oirá nuestra voz.

sábado, 14 de febrero de 2015

Un 'GRACIAS' no me pareció bastante...

El 6 de noviembre de 2012 conocí a una persona maravillosa que ha hecho mucho por mí y a la que debería darle las gracias por todo lo que ha hecho.

Ese día, ella llevaba el pelo corto y sonreía tímidamente. Fue al lugar al que debía ir. A las 19:30 habían quedado y recuerdo que ese día se estuvo preparando durante mucho rato, se había decidido, era el momento de dar ese paso hacia el cambio que tanto necesitaba.

No fue sola, jamás se hubiera atrevido, así que fue a esa cita acompañada de dos de sus grandes amigos, sin saber qué le depararía el destino. Recuerdo que llegó y, de alguna manera, supo que se había encontrado a sí misma, que había encontrado su lugar y yo me alegré mucho por ella, se la veía muy feliz.

Y se sentó allí, en ese círculo de sillas rodeada de un grupo de personas al que desconocía por completo, su cita eran muchas personas, quizá demasiadas, ella no estaba acostumbrada a una situación así, era extraño. Ese grupo de personas la acogieron casi de forma instantánea de forma cariñosa, sin darse cuenta ya era una más del grupo y recuerdo perfectamente lo feliz que eso le hacía. ESE era su sitio. ESA era su gente. ESE era su mundo.  ESA era su pasión. ESE era el lugar que tanto había buscado. Aunque no fuera un lugar, sino un conjunto de corazones que la acogieron con los brazos abiertos y fueron enseñándole a crecer y acompañándola en los siguientes pasos que daba. ¡Se veía tan fácil emprender el camino si ellos estaban cerca! Ella me lo decía cada vez que hablábamos, me contaba que estaba en el mejor sitio del mundo y que al fin estaba en su sitio, que se encontraba como en casa y que ese grupo de personas se estaba convirtiendo en algo así como una familia. Verla tan feliz era lo mejor de todo, pues si ella estaba contenta, yo también.

Y hoy, al llegar a casa, la he encontrado, me esperaba. Le he dado las gracias por haber decidido ir ese día a ese sitio y me he despedido de ella guiñándole un ojo a mi reflejo, mientras pensaba que ella y yo tenemos muchas cosas en común, pero destaca mucho nuestro amor por Apeiron Teatro y todo lo que ha hecho por ambas, es decir, por mi yo del pasado y por mi yo del presente, y me alegra pensar que la yo del futuro también tendrá el privilegio de tener a ese conjunto de personas maravillosas, a esa familia de locos sueltos, en su existencia. No podría desear nada mejor para ella.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Adiós 2014

He pensado que el último día del año era el más adecuado para abrir de nuevo este sitio en el que en ocasiones una insomne soñadora desvaría, y bueno, aquí estoy.
Un año se compone de 12 meses con sus 30-31 o 28 días, por lo que resumirlo en pocas palabras tampoco es sencillo. Por ello, yo me quedo con algunos de los mejores momentos, esos que no solo recordaré este 31 de diciembre de 2014, sino que dentro de 20 años los recordaré con sonrisas, y quizá con alguna que otra lágrima.
Como todos los años, mi 2014 comenzó en una de esas casas que me ha visto crecer, con un montón de gente que se reían y daban la bienvenida al nuevo año y que repartían besos pringosos por las uvas que acababan de devorar. Así comienzo yo cada año, rodeada de mi familia, abrazos y esos besos pringosos que valen mucho, porque empezar el año con tanto beso siempre debería ser buena señal. En ese momento muchos ríen y alguno que otro llora, supongo que es ahí cuando notamos las ausencias y esa gente a la que dejamos en el año anterior, pero que siguen en nuestros corazones y en ese momento hacen sonar una campanita que roba alguna que otra lágrima. Creo que yo nunca he llorado un 1 de enero, quizá este sea mi año.
El año pasado, en aquel 1 de enero, pasamos de ser una familia a ser una banda, con culi culi desde los más jóvenes hasta un entrañable señor que en ese momento acababa de cumplir los 88 años.
Después, la vuelta a Tenerife, exámenes y un cuentacuentos genial que tuve el privilegio de ver desde el punto de vista del espectador junto a mis pequeñines, aunque lo cierto es que echaba de menos estar arriba con ellos.
Un nuevo curso y, en él, nuevas personas, tanto en clase como en el grupo.
Y luego, esa familia conocida como Apeiron Teatro se convierte en una banda de Farsantes, con sus correspondientes ensayos, esas personas que lo daban todo por el grupo y por la obra y esas otras que no daban tanto. Los madrugones de los sábados y los no tan madrugones a los que había que sacar de la cama. También están esas personas que, sin subirse al escenario, también son Apeiron; esas que están detrás de los focos iluminando con su energía, o detrás de un ordenador o sentadas en el público cargaditos de rosas, caramelos, polvorones e incluso piñas en alguna ocasión. Esos con sus maravillosas y únicas camisas.
Cuando cumplí 19 años mis amigos me celebraron una fiesta sorpresa, con final medio catastrófico que los asistentes a la fiesta seguro que recuerdan y con algún que otro pato borracho en pijama. Hago mención a ese año porque al soplar las velas pedí que los siguientes cumpleaños fueran así de fantásticos, vaya idea... Pues hasta este año no volví a celebrar un cumpleaños en condiciones. Un cumpleaños con alguna que otra ausencia, con primas que no pudieron llegar, personas que estaban demasiado ocupadas, personas que fueron momentáneamente a brindar conmigo y otras que estuvieron todo el día conmigo. A todos ellos, gracias por haber hecho realidad aquel deseo que pedí años atrás.

Según pasan los años las ausencias son cada vez más, hay gente que se va y vuelve, esas personas a las que solo nos unen un montón de recuerdos, son un pasado que de alguna forma siempre estará presente, Pero yo quería mencionar a esa gente que se va para no volver, esos que duelen más porque fueron un ADIÓS en mayúscula, creo que esas ausencias a veces pesan demasiado. No se olvida a quien se fue, solo nos acostumbramos a vivir con su ausencia y creo que a mí me va a costar horrores hacerme a la idea de vivir sin dos de los pilares fundamentales de mi existencia, dos de las mujeres más importantes de mi vida. Ellas, que me regalaron horas de juego, de felicidad, de anécdotas, de sonrisas, dos de las personas por las que hoy soy quien soy, dos a las que les debo todo lo que escribo, pues una pasó mi infancia contándome cuentos que incluso ella misma inventaba y la otra pasó mi adolescencia leyendo todo lo que yo escribía, aconsejándome y animándome a seguir. No saben lo difícil que se me hace a veces escribir sabiendo que ella no lo va a leer.
Hasta aquí llega la parte triste, podría decir mil y una cosas más, pero esas, como siempre, me las guardo para mí.

En este 2014 también hubieron personas que entraron en mi vida momentáneamente, quizá solo se asomaron un instante a la ventana y siguieron de largo. Después, están esas personas que siempre han estado, esas que, aunque algún día se vayan, siempre estarán. Y luego están esas que ya estaban en algún estante de mi vida, pero que se han convertido en imprescindibles, esas que siempre tienen un segundo para mí, un café, una caña o una visita momentánea. Y esta parte va especialmente por ti, por esa amistad que de repente apareció y ha ido creciendo, esa persona que ha estado cuando más la he necesitado y que le ha regalado un montón de abrazos a mi arisca persona. No podía escribir los momentos de 2014 sin mencionarte especialmente por algún lado, pues considero que una de las cosas más maravillosas que me ha pasado en este año ha sido descubrir tu amistad.
Destaca también el nacimiento de mis princesas, esas mellizas maravillosas a las que adoro, su primo y el poder disfrutar de todos esos pequeños que regalan sonrisas. Para mí, el verdadero 'feliz navidad' fue el que me dijo mi pequeño bichito antes de venirnos a El Hierro, ese pequeñajo por el que soy capaz de cualquier cosa.
También mencionar la vuelta a Sangre, esa obra que supuestamente ya habíamos cerrado y que tanto nos ha aportado, esa con la que conseguimos un premio efímero y otro eterno, que es el que llevaremos dentro siempre por todo lo que Sangre significó y significa para cada uno de nosotros. Para mí, por ejemplo, el comienzo de un todo y muchas cosas más.
Muchos insomnios dejo atrás, quizá más de los que debería, pero aquí quiero mencionar esos insomnios en los que, a través de una pantalla o en carne y hueso, tú estabas presente.
Podría seguir escribiendo durante horas y horas, los que me conocen lo saben, pero quedan pocas horas para que acabe el año y aún tengo la esperanza de darme un bañito en esas maravillosas piscinas en las que llevo nadando desde pequeña. Así que, hasta aquí ha llegado mi reflexión, perdón si dejo a alguien o algún momento en el tintero, no me lo tengan muy en cuenta y recuerden que tengo memoria de pez...

Por los que están, por los que se fueron y por los que están por llegar...

Feliz 2015

martes, 28 de octubre de 2014

LA CULPA NO ES DE LAS MARGARITAS

                Seguiré aquí, sentada en el jardín arrancando margaritas de cinco pétalos, quitándoles la vida para preguntarles si me quieres o no. Está trucado, las de cinco siempre dicen que sí, y así, a lo mejor, el truco llegue a tu corazón y tú te olvides de que no me quieres, mientras tanto, yo seguiré aquí dejando el jardín sin margaritas de cinco pétalos y con un pequeño velo blanco que cubre el suelo, rastro de las margaritas deshojadas que me han engañado vilmente diciéndome que sí me quieres.

                Con estos pensamientos miro desolada como he dejado el jardín, la verdad es que he hecho un destrozo, tanto tiempo cuidando y encargándome de este jardín para en un momento de desolación llegar y atacar a las margaritas como si ellas tuvieran la culpa de que tú no me quieras. No, la culpa no es de las margaritas, pero tampoco tuya, ni de nadie, simplemente el destino ha decidido ponernos en el mismo camino pero con nuestros corazones dirigidos en direcciones diferentes, así que cueste lo que cueste tendré que aceptarlo.

                Ahora mismo la primavera me odia, la he roto, he destrozado su belleza buscando mi propio beneficio y logrando únicamente un manto de pétalos blancos que cubren una porción de suelo del jardín y que no queden más margaritas de cinco pétalos a mi alrededor, no, ya no, aunque no sea culpa suya, ya no podrán quejarse, ahora están ahí, sin vida, esperando a que una ráfaga de brisa las arrastre a otro lugar donde sean más apreciadas, pues aquí, ahora, solo son los restos de un sentimiento dolido por no ser compartido.

                ¿Qué hace alguien después de cargarse un jardín entero de margaritas? Es complicado, puede que los asesinos se pregunten lo mismo cuando le quitan la vida a una persona pues, aunque no sea lo mismo, yo le he quitado la vida a cientos de seres que estaban ahí, regalándome belleza y oxígeno en mi jardín sin hacer daño a nadie y yo he llegado y las he deshojado sin piedad, sabiendo que ninguna me daría la respuesta que buscaba, aunque todas me dijeran finalmente que si me quieres. Todas decían que sí, mentían, cruelmente, quizá por eso lo hice, no se lo podía permitir, no podían seguir viviendo tras soltar una mentira tan vil.

                El sonido del timbre me devuelve a la realidad, lo había olvidado, venías a buscarme...